miércoles, 24 de marzo de 2010

Dificultades barrocas (Alejandra Pizarnik)


Hay palabras que ciertos días no puedo pronunciar. Por ejemplo hoy, hablando por teléfono con el escritor D. –que es tartamudo– quise decirle que había estado leyendo un librito muy lindo titulado L'impossibilité d'écrire. Dije «L'impossibilité...» y no pude seguir. Me subió una niebla, me subió mi existencia a mi garganta, sentí vértigos, supe que mi garganta era el centro de todo y supe también que nunca más iba a poder decir «écrire». D. –bien o mal– completó la frase, lo cual me dio una pena infinita pues para ello tuvo que vencer no sé cuántas vocales a modo de escollos. ¡Ah, esos días en que mi lenguaje es barroco y empleo frases interminables para sugerir palabras que se niegan a ser dichas por mí! Si al menos se tratara de tartamudez. Pero no; nadie se da cuenta. Lo curioso es que cuando ello me sucede con alguien a quien quiero me inquieto tanto que redoblo mi amabilidad y mi afección. Como si debiera darle sustitutos de la palabra que no digo. Recién, por ejemplo, tuve deseos de decirle a D.: Si es verdad lo que me dice tantas veces, si es verdad que usted se muere de deseos de acostarse conmigo, venga, venga ahora mismo. Tal vez, con el lenguaje del cuerpo le hubiera dado algo equivalente a la palabra écrire. Ello me sucedió una vez. Una vez me acosté con un pintor italiano porque no pude decirle: «Amo a esta persona». En cambio, respondí a sus pedidos con una vaga serie de imágenes recargadas y ambiguas y es así como terminamos en la cama sólo porque no pude decir la frase que pensaba. Terminé también llorando en sus brazos, acariciándolo como si lo hubiera ofendido mortalmente, y pensando, mientras lo acariciaba, que en verdad no lo compensaba mucho, que en verdad yo le quedaba debiendo.





Imagen: Amantes 4, De la serie: Amantes, 1990 /Acrílico sobre lienzo
100 x 150 cm. FLOR MARÍA BOUHOT. En: http://www.museoarteeroticoamericano.com/bouhot_amantes4.html

Viviana


Viviana abrió la puerta, entró como masticando una devastadora profecía, con su cigarrillo entre los dedos y los labios, me miró y salí a volar por la ventana, por si las moscas.

- Amor, tienes que leer a Gonzalo Arango.
- Para qué, ¿para aprender nada?
- No, para que no te lo tires todo.

Violeta, la otra, preparó los clásicos huevos revueltos y un café sin carácter, inició la terapia.

Cuando nos conocimos compartíamos mucho: el terrible fastidio al sol, la tímida vergüenza ante los creyentes hipócritas, una horrenda resaca, mórbidos olores y gestos agonizantes. Mala pasada, la mañana de Domingo se hizo para mantenerse en casa o en cualquier agujero que mantenga esa pequeña dignidad, la mínima decencia que nos aleja de los maltrechos zombies citadinos, despues de semejantes vigilias.

Para entonces Viviana, era ya mi fantasía. Recuerdo que una noche en medio de enervancias y un desaforado optimismo, me escondí tras la primera puerta que encontré y pretendí que ella llegaría a salvarme del infierno de la quietud entre el rincón y la puerta, y de la insondable desesperación de habitar un cuerpo de algodón, con la frágil mente vuelta añicos en un mar de sustancias inciertas, no se puede delinear detalles sobre este particular.

Violeta. Ni ella ni yo cederíamos espacio a las coqueterías de Viernes, eramos un puñado de ceniza mojada, calculabamos las posibilidades para llegar más rápido a casa, la pericia necesaria en cada tramo, la frecuencia de cantantes y vendedores de buses, como llenando los agujeros de la amnesia alcoholica, nos fastidiamos y esperamos no volver a vernos nunca. Pero ahí estaba menguandome la vida y la pelvis.

Pienso que Viviana debió abrir los ojos, debería, virtualmente tendríamos mucho mundo los dos, mucha vida, muchas ganas. Ella probablemente tendrá ya bastante de un poco de muchas cosas, pero yo hablo de lo que seríamos en el mundo estando juntos, nunca ceniza, nunca moscos en leche, nunca café sin amor, pelvis inmaculada cada noche, los ojos felizmente abiertos, abiertos, un gato...

Violeta. Desafortunada en su Karma, tener que enfrentarse a mi pobre amor, a mi amor que no es el que ella quisiera dedicarse desde mi, este amor es el que le cabría en todos los poros a Viviana, pero a Violeta no le cala ni una lágrima flaca. Ella me recibe con humildad, como una desafortunada experiencia de la cual debe aprender. Yo creo que no se equivoca y en gracia del equilibrio cósmico siento exactamente lo mismo hacia ella, lo cuál no equivale a decir que somos el uno para el otro. Somos desesperadamente iguales, por eso deberíamos asesinarnos en sincronía, no dar más vueltas, y desearnos que ojalá la fuerza del Samsara sea más loca y nos mande muy lejos en la nada.

Viviana debería presenciar ese gran momento, ese ritual cirquero diseñado para evitar jodas. ¿Que mejor para los artistas que un público con pecas y olor a tabaco?.




Imagen: Tesseract Deseiver de Justin Schaefer, en:http://beinart.org/artists/justin-schaefer/gallery/paintings/#

miércoles, 17 de marzo de 2010

Esquiz.


No hay ningún faro visible. Me siento un poco loco, me sigo ami mismo, siento ahora los susurros que llegan cada noche, puntuales y filosos, a perturbar mi perseverancia en retornar a las praderas abstractas que amo y que al punto del agotamiento llegan a salvarme de mis propias mentiras, cada tanto.

Recuerdo una necesidad vital que tuve y tengo de sentar junto a mi a mis seres amados para brindarles un poco de mi silencio, mi silencio rey sin corona... Pretender que estamos libres ejecutando secretamente nuestras canciones favoritas en ese lugar al que llegaremos todos, mi sola idea, donde existen de verdad, de una humana verdad, una verdad elemental y fugaz.

Te veo en Perú y en Rusia, recuerdo aromas que anhelo vivir de nuevo cuando las puntas del mundo se ponen más agudas. Tengo Miedo.

No tengo bienaventuranzas para denominar ninguna naturaleza, no hay "ideas claras", no tengo los colores perfectos, el sonido ahora me repugna, el sonido del mundo de las máscaras, duerman moscas.

A esta hora, en el tiempo, en esta sucesión de puntos temporales que fluyen como un río; Me baño en el pasado, me trago el presente, orino el futuro y "me trasnocho", me trasnocho la vida!!! la noche trasnochada, los sueños trasnochados, el amor trasnochado, las palabras , el frío... qué mundo este! Al amanecer imploraré por un mordisco más de la dulce noche; salir de la caverna es un acto suicida que se debe agotar sucesivamente hasta la misma muerte.

En este cosmos, me siento embriagado por la densidad del agua, por las piedras que lleva este río, por los peces, los pescadores, las moscas, el mar, el sol, el universo.

-Bebe Dante: Bienvenido tu primer diente, recuerda: si un día te sientes búho, no te comportes como gallina.

En este corazón, no necesito nueve gatos tristes y hasta más tarde, es hora de dormir.

Imagen:



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