martes, 30 de agosto de 2022

 

Desde el borde más alto de mi sombra te llamo, ciego de oscuridad te llamo

Siento mis pies acariciando el gélido susurro de la nada, de la piedra al borde

la esfinge soy, una historia del barquero negro que llevó tu alma al otro lado del río

una sola cosa quiero decir, busco en el cielo la palabra, el bálsamo, la caricia merecida

Sangra cada uno de mis poros en el dolor de no hallar, no hallar, no hallar

Si de los dioses vengo ¿Por qué no hay un dios capaz de asistirme?

me rebanaría entero o desde las rodillas hasta esta lágrima para ser escuchado

Hasta este agujero que devora todo en torno a ti

Que me trae todo

a donde todo llega menos tú

todo menos tú

todo menos tú.



Un momento con mi padre.



El camino de mi padre siempre me sorprende. En esta senda todo crece, cambia... Todo brilla y se viene a menos, se va todo y retorna, se va todo y retorna.


El sol es mi padre y apenas me mira, cuando se cansa se esconde pero deja siempre calor, deja un reflejo tenue en otro cuerpo que va detrás de él o delante y le mira... no se aparta de mi, no se aparta.

El viento es mi padre y a veces me acaricia, me estremece de frío en cierto tiempo, me espanta cuando ruge por la noche remontando el misterio. Está tan presente que ya no se siente, ya no se siente.


Mi padre es el silencio, de Greiff la sola golosina . A veces no lo quiero, a veces desespero en su presencia, a veces lo busco y no lo encuentro.


Todo es mi padre y en todo me pierdo, en todo me hallo y en todo me pierdo. Yo mismo soy mi padre, me despiertan las llamas de mi propio amor, que es igual a mi desprecio.


Escrito en automático el 17 de septiembre de 2020.

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