lunes, 29 de agosto de 2011

Strolling Down The Highway

Tomar la bicicleta, taladrarse la mente en un folk del Nick Drake y estar listo.

De regreso a esta otra burbuja, sin mediaciones, de regreso al testimonio que siempre queda pobre ante lo vivido, todo un libro sensorial en cada segundo. La medicina de recordar y el olvido medicinal son las vertientes de esta página. Hace unos días decidí escribir un libro que se llame "La Filosofía de los Simios" que narra la historia de un hombre que regresa a su origen mítico y plantea desde el salvaje pasado su visionaria historia sobre los simios distanciados en el tiempo, el espacio, la técnica y la espiritualidad. Algo así como un llamado simiesco del pasado al pasado, de su carne a su memoria y viseverza.

Como los libros son básicamente compendios de mentiras, he cambiado de opinión y decidí paginar algunas pocas ficciones para mi eterna memoria, y para quien se entregue a mis ofrendas.

La primera parte del libro recordaría algunas nociones de "la totalidad", comentando cómo nuestro ego, el de los distanciados, nos arrebata de una totalidad cósmica que es magia en cada átomo, esa unidad que se deja recordar y cuyo recuerdo es bellisimo, demasiado bello para ser narrado - paradójicamente.

Tenderse en la hierba.

¿Ha notado usted cómo en el campo al tenderse en silencio comienza a notar los pormenores de su existencia y las existencias? ¿ha notado cómo comienza a recordar? ¿Ha pensado en los pájaros?, ¡¿los recuerda?!
Imagine que está en una pradera, tan bella como nunca ha imaginado, imagine que ha puesto su mirada en la cima de un árbol que se mece suavemente junto a una quebrada que usted escucha pero no ve. Depronto en medio del lento movimiento del viejo, usted ha descubierto un colibrí de larga cola, muy pequeño a la distancia, lo ve como si estuviese inmóvil ante el árbol, note que parece inmovil aunque su corazón está a punto de estallar y sus alitas al borde de atomizarse!, Imagine que ese pajarito que usted ve ahí, un poco lejos, un otro que pasea, imagine que es más o menos una parte de usted que ha decidido abstraerse para hacerse notar y saludar a todas sus otras partes, permitirle al resto emocionarse y conmoverse y recordar la grandeza de existir y soñar en transmigraciones, libaciones, mecimientos... ¿no siente miedo? Piense ahora que el pajarito es usted y ve algo, un ser tendido en la pradera a la distancia, y sabe que son lo mismo y no se pregunta si debería temer, es algo que también sabe.

El simio se separó del equilibrio y brotó el miedo, entonces cuando ya estaba viejo lo notó y comenzó a narrar el futuro porque el vino primero lo que dice que probablemente sabe más. En fin, será un libro tal como cualquiera lo figure, yo voy a comprar una fruna de mandarina, luego posiblemente vaya a contorsionarme o quizás monte mi bicicleta...

Rodar en bici, ¿ha montado bicicleta?



Imagen: Virgo Paraiso - 2 en: http://beinart.org/artists/virgo-paraiso/gallery/paintings/#

lunes, 1 de agosto de 2011

Paseo entre un almuerzo en derrota y una despedida triunfante.


Se espera que al regresar las cosas funcionen mucho mejor, se espera que el tiempo sea sutil y dócil, amoroso, obediente incluso. Que tontos resultamos todos los hombres a veces, cuando se trata de alimentarnos. Alguna vez leí que los tres grandes pulsos que orientan la vida de los hombres son el hambre, el amor y el miedo. Un almuerzo por ejemplo responde al pulso del hambre, cuando es especial se carga de amor por otro y se le dedica al mismo tiempo proteínas y devoción, cocción, crudeza, aderezos y amor al punto que uno considere justo para despertar en el destinatario la satisfacción y a su vez, nuevo aliento para los segundos que siguen. Se espera que el mundo responda, que la búsqueda llegue a feliz término.
El amor, es una encrucijada parece, se ve por todas partes así, la plenitud, la generosidad, la entrega, la privación, el egoísmo, la pasión, la transparencia y el crimen pasional, la respuesta correcta y la respuesta errónea, el esfuerzo por poderles comprender con justicia, la rabia por no tener la suficiente dosis de amor para ser justos. La justicia es una respuesta al miedo, cuando no queremos recibir daño apelamos a la justicia aunque signifique olvidar el daño al otro y así, es una cadena que también merece y refresca el hambre, el miedo y el amor, circulos viciosos, pulsos vitales de la razón, su ruina al mismo tiempo.

Ella llega y se va, y cuando no estoy me espera me llama, se entristece pero dice que su tristeza no tiene que significar en general, si no la comparto no sirve en mi, solo es en ella y al invitarme a pensar en esto me entristece y luego viene la ira y luego recuerdo que eso no sirve y todo se va, en el mismo bus que ella y vengo y recuerdo sus besos, su sonrisa y sus reproches y no sé que es lo que más hace en mi, no se lo que es más fuerte en ella y pido que el tiempo sea docil, sutil, fuerte.

Siempre hay hambre, lo que dice que siempre habrá algo que sepa saciarla, saber buscar o esperar y ser digno de no necesitar buscar. Ser justo para que la vida muestre justicia.

O finalmente todo se anula y volvemos a la nada y los demás siguen caminando en círculos, recordando lo que han de olvidar al día siguiente y así, hasta que el último hombre se canse y muera.

O revelarse y vivir en el silencio eterno y no cargar en la mirada ningún gesto, ninguna pesadilla en los labios, ninguna caricia en las palabras, cesar de escuchar, zentrarse, como piedra a ver qué les hace más felices, zainete o butoh, hipperrealismo o carnicería, o una licuadora a plena marcha, un colibrí que se detiene para verse morir, inspirado el en su acto poético sin auditorio, condolencia del viento, lagrima del tiempo, nada porque lo que existe existe si reconocemos que existe, porque así somos de tontos.

¿Y el amor eterno? una pregunta eterna.

Imagen: "Un minuto mas" de Víctor Mahana Nassar en http://beinart.org/artists/victor-mahana-nassar/gallery/paintings/

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