Escritura automática, sonidos, huevos tibios, habladurías, alma, vida y sombrero.
jueves, 11 de octubre de 2012
Soñé un cocodrilo arrinconando sus lágrimas junto al río.
Te pido en una cama tendida
Paseo un conjuro por tu aroma dividido en la razón
Cambio hasta el agotamiento de la hipervidencia en la conjugación de los tonos
Enciendo trece versos lunares
Por un gemido terrenal
Caer…
Brindo porque lo traigas tu
y lo guardes
hasta olvidarnos en el.
domingo, 9 de septiembre de 2012
Andrés decía que la vida después
de los 27 no vale la pena y murió en coherencia. Entonces a mis 26, contando
con esa advertencia, procuro darle atención a las cosas que me seducen, me dejo
seducir fácilmente e insisto milimétricamente en los gestos sobrepasando la
reciprocidad ambiente. Como Andrés yo también amo la música, es una de esas
cosas que me hacen dudar de su sentencia, la música es el vehículo de la vida,
el sonido del río, una evidencia de la posibilidad de dios. En estos tiempos de
maravilla total hasta hemos logrado escuchar la música que proviene de los
planetas, conocidos por el hombre, que lleva el viento en el sistema solar,
porque los lleva el viento, yo lo se. El viento, es todo un misterio, como la
música, el viento me da mucha curiosidad, debe ser que en otra vida fui pájaro,
los dibujo siempre, maté uno cuando era pequeño, un colibrí con una pistola de balínes que nunca le daré a mi hijo, para evitarle cargas extra a las de llevar este linaje. Y a las libélulas les decía libérulas. Balínes me recuerda a Balinés, de Bali, que tiene los más bellos atardeceres.
Anoche perturbamos el viento y la calma de la música ambiental con nuestra propuesta nocturna de perder el juicio
contando con herramientas varias, las guitarras, los cigarros, la voz. Esta
tarde tengo resaca. Me sucede, al igual que cuando intento escribir algo
sensato y coherente, que me encuentro fascinado con cada evento mundano, con
cada expresión de mi cuerpo y los cuerpos y las cosas. Cómo sonarán nuestros gritos en Venus, poderoso Venus. Es este un tiempo de
maravillas, es un día maravilloso y la maravilla abarca lo fatal, lo oscuro y
lo repugnante, hablo en gris sobre todos los colores. Y si lo piensas es
cuántico y abismal, misterioso, pero entre el punto antes de la Y y la propia Y
de esta frase, pasaron 4 horas y tengo menos resaca que entonces, pero la
incomodidad es la misma, sobretodo en los labios, secos, es el karma después de mojárselos
tanto con Brandi y exponerlos tan insistentemente al humo de los cigarrillos,
Royal esta vez, que por cierto nunca me ha gustado.
Se del amor, luego tengo permiso
para ser feliz… Y es tan frágil… Todo lo es, por eso Andrés, con todo y lo
prematuramente certero, se afanó tanto. “¿qué tiempo no es tiempo perdido?” leí
por alguna parte y también escuche, lo dijo Alan, un escritor que lo había
leído de otro escritor, que placer las evocaciones fractales, que aparentemente
lo dijo Baruch Espinoza, termina el fractal, “para suicidarse siempre es tarde”.
Yo abro los ojos de admiración y de temor. Me da miedo eso. Más cuando entre
este paso y el próximo hay tantas leyes de por medio, tanta tradición en una
tasa de café, tanta infraestructura para defecar, tantos gusanos esclavizados
hasta el término de sus pequeñas vidas y brillantes como estrellas, para copar
la vanidad de una mujer que busca darle más elegancia a su caminar y lo logra
para quienes la ven con miradas cortas. Es abismal, es cuántico es fractal, que
exista la posibilidad que esa mujer reencarne en un gusanito de esos, la muy
infeliz, sumergida en el samsara como está. Y yo pensándola sin saber quién
diablos es, pareciendo un gusano en esta noche fría, un gusano de buen gusto
que escucha Joe Pass, envuelto en mis cobijas, que también son un misterio,
casi inaccesible para mí, por el sentido en el cual se dirige mi curiosidad
obtusa, en cuanto a su origen y destino.
Escobita de Paja de Arroz. Mientras escribo esto, una
naditación, voy dejando en cada palabra un poco de mi hartura, mientras me
deshago del malestar están esperándome otras palabras que necesito poner en
otro lugar para ciertas mentes que tienen a su vez que leerlas y calificar el valor
de mi mente, validar mi potencial y abrirme las puertas de el mundo del éxito,
es fastidioso como esa sensación en el estomago que acompaña la resaca después de
una noche de copas. Pero en ambas partes, en este y el otro, en los textos y la
geografía corporal, se consolida una sola queja, que es el cansancio de la
mente, tengo la mente cansada, luego tengo la vida cansada, estoy cansado de la
vida porque la vida entra en ese filtro maldito, tejido con reminiscencias y
deseos, tejido a pulso propio y de relojero viejo, por innumerables límites, el
suplicio de comprender las cosas y tener que vivir en función de lo comprendido
y a pesar de ello, la garantía absoluta de cometer errores por actuar o por
dejar de hacerlo, otra cosa que leí decía que uno es ignorante cuando desconoce
algo, pero se convierte en imbécil en cuanto advierte su ignorancia pero no se
esfuerza por vencerla, desfigurarla y llega Einstein y dice que todo es relativo,
es cuántico es genial.
De todo esto solo me queda dar
gracias, porque al fin y al cabo no queda nada, entonces gracias porque la
dicha también está garantizada pero Andrés se equivocaba, la vida puede llegar
a valer la pena, de una manera increíble, sospecho, aún después de los 27, y paradójicamente
puede que no valga desde mucho antes. Qué camino tan dudoso el de los vivos. Es
enorme, por eso necesitamos a dios que sabe de cosas grandes, para que nos
distraiga y nos consuele cuando encontremos la insignificancia y el horror del
misterio, para cuando vayamos a lo esencial, donde nadie puede estar, excepto
el, en ese lugar increíble, que nadie conoce pero del que todos provenimos, la
nada y su protagonista especial y maravilloso, que quede claro todo lo que va entre líneas, yo.
Después corrí porque así me correspondía por ley y desde entonces no he parado de correr, de un lado a otro, en circulos, hacia arriba y abajo, no tengo tiempo ya de mentir, no tengo, tiempo dementir. Ya no tengo tiempo, no digo que, hago, siento, callo, ordeno mientras paseo fugaz, ordeno lo que me espera, conjuro, evoco, transformo, huyo y regreso y continúo huyendo, veo a la distancia y voy al encuentro, me temo que hay un caos irremediable que me mantiene en equilibrio mientras corro. Digo hola y ya me he ido, ya no estoy pero mira he vuelto, no te haré falsas promesas llevame contigo o ven a correr junto a mi, no me detendré, rondaré incesante tu esquina y siempre regresaré a la calle donde el perro es rey y me ataca pero nunca me atrapa, y tu dices que es otra cosa, que tiene otra intención, que soy cobarde, es todo, el perro guardián que acompaña las almas al inframundo, la estrella que abre la puerta de las estrellas, mi cuerpo es. Dónde estás, mientras pienso en ti quieta te siento alejarte, parece que corres más rápido que yo, te vas y te dejo ir y tal vez voy a tu encuentro y la posibilidad me alienta y a la vez me detiene, ¿qué infierno es este? El tiempo se esconde bajo mi mirada, el espacio lo deshago torpemente con mi cuerpo la vida se escurre en mi memoria, a cada instante... y la memoria se va como se va la vida.